Las Infraestructuras Críticas (IC) son como la columna vertebral de nuestra sociedad. Piensen en ellas como todas esas cosas esenciales que hacen que un país funcione: la red eléctrica que lleva energía a sus hogares, los sistemas de agua que les dan agua potable, las telecomunicaciones que les permiten hablar por teléfono y navegar por internet, y los bancos que manejan su dinero. Son tan vitales que si algo les pasa, no hay otra forma de reemplazarlas rápidamente, lo que causaría un caos enorme en la sociedad y la economía.

Hoy en día, todo está conectado y es digital. Esto hace que estas infraestructuras, que antes eran solo físicas, ahora también sean «digitales» y, por lo tanto, más vulnerables a los ataques cibernéticos. Esto significa que protegerlas ya no es solo un problema técnico, sino una cuestión de seguridad nacional y de que nuestra sociedad pueda seguir funcionando normalmente.

La Amenaza Invisible: Quiénes nos Atacan y Cómo

Entonces, ¿quién querría atacar algo tan vital? La verdad es que hay muchos tipos de «malos» acechando en el mundo digital. Pueden ser grupos financiados por gobiernos de otros países, delincuentes cibernéticos que solo buscan dinero, terroristas que quieren causar miedo, o incluso personas que trabajan en estas empresas y están descontentas o son descuidadas. Sus motivos varían: algunos quieren robar dinero, otros espiar, sabotear o simplemente causar problemas políticos.

Y usan muchas formas de atacarnos, por ejemplo:

Ransomware: Imaginen que un día no pueden abrir sus archivos o usar su computadora. Eso es el ransomware. Los delincuentes secuestran sus datos y les piden dinero (generalmente en criptomonedas) para devolverles el acceso. En una infraestructura crítica, esto podría paralizar por completo un hospital o una planta de energía.

Phishing e Ingeniería Social: ¿Han recibido correos electrónicos extraños que les piden sus datos bancarios? Eso es phishing. Los atacantes engañan a las personas para que revelen información secreta o les den acceso a sus sistemas. A menudo, es el primer paso para un ataque mucho más grande.

Ataques DDoS (Denegación de Servicio Distribuido): Piensen en miles de personas tratando de entrar a una tienda al mismo tiempo, colapsando la entrada. Un ataque DDoS hace lo mismo con los sistemas de internet, sobrecargándolos para que nadie pueda usarlos.

Malware: Son como virus informáticos que pueden robar información, tomar el control de sistemas o causar daños directos.

Ciberespionaje: Algunos atacantes quieren saber los secretos de un país o una empresa para obtener ventajas políticas, económicas o militares.

Ataques a la Cadena de Suministro: Esta es una de las más peligrosas. Imaginen que la empresa que fabrica las piezas para sus computadoras es atacada. Si logran meter un virus en esas piezas antes de que lleguen a ustedes, el problema se vuelve global. Ejemplos famosos incluyen NotPetya y SolarWinds, que causaron estragos en todo el mundo.

La clave aquí es entender que no hay una única solución para defendernos. Necesitamos diferentes tipos de defensas para diferentes tipos de atacantes, y estar siempre un paso adelante.

Nuestras Debilidades: ¿Por Dónde Entran los Malos?

Las Infraestructuras Críticas tienen algunas debilidades que los atacantes aprovechan:

Sistemas Antiguos: Muchos sistemas que controlan la energía o el agua tienen décadas de antigüedad. Son como computadoras viejas que no se pueden actualizar fácilmente, lo que las hace vulnerables a las nuevas amenazas.

La Unión hace la Fuerza… para el Atacante: Antes, los sistemas que controlaban las máquinas físicas (OT) estaban separados de los sistemas que manejaban la información (IT). Pero ahora, están cada vez más conectados. Esto es bueno para la eficiencia, pero si un atacante entra por un lado (la información), puede terminar afectando el otro (las máquinas físicas), causando daños catastróficos.

Falta de Visibilidad: A menudo, no hay suficientes herramientas para ver lo que está pasando en estos sistemas antiguos, lo que hace difícil detectar un ataque a tiempo.

Factor Humano: Si el personal no está bien capacitado en ciberseguridad, puede cometer errores o caer en engaños, convirtiéndose en el «eslabón más débil» de la cadena de seguridad.

América Latina en la Mira: Un Blanco Fácil

La situación es especialmente preocupante en América Latina y el Caribe. Somos una de las regiones con mayor crecimiento de ciberataques, pero la mayoría de nuestros países no están preparados. Solo 7 de 32 países de la región tienen planes para proteger sus infraestructuras críticas, y pocos tienen equipos de respuesta a incidentes cibernéticos. Esto nos convierte en un «blanco perfecto».

Hemos visto casos alarmantes: Costa Rica sufrió dos ataques importantes en 2022 que paralizaron agencias gubernamentales y su sistema de salud, obligándolos a declarar un estado de emergencia cibernética. Colombia ha sido víctima de ransomware, y Venezuela ha experimentado ataques que han afectado al sector bancario y las telecomunicaciones, incluso con picos de 30 millones de ataques por minuto.

Protegiendo Nuestro Futuro: ¿Qué hacer y Qué Falta?

Proteger estas infraestructuras es una tarea gigantesca, pero crucial.

Además del planteamiento de leyes, se están implementando prácticas clave:

Firewalls y Cifrado: Son como muros y cerraduras digitales que protegen nuestras redes y datos.

Contraseñas Fuertes y Doble Verificación: Usar contraseñas difíciles de adivinar y un segundo método para verificar nuestra identidad (como un código enviado al teléfono) es esencial.

Segmentación de Redes: Dividir las redes en partes más pequeñas para que si una sección es atacada, el daño no se extienda a todo el sistema.

Actualizaciones Constantes: Mantener todos los programas y sistemas actualizados para corregir las «puertas traseras» que los atacantes podrían usar.

Copias de Seguridad y Planes de Recuperación: Tener copias de seguridad de la información y planes para restaurar los sistemas rápidamente después de un ataque.

Capacitación del Personal: Educar a los empleados para que sean la primera línea de defensa, reconociendo correos maliciosos y otras amenazas.

Sin embargo, en Venezuela todavía enfrentamos desafíos importantes, como la falta de certificaciones para la tecnología industrial, poca normativa específica en ciberseguridad industrial y escasez de eventos para compartir conocimientos.

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